Thursday, December 10, 2009
la leyenda de popocatepelt e iztaccihuatl
Tonatiuh, el dios del sol, vive con su familia en el cielo 13 en el que no se conoce la oscuridad ni la angustia. El hijo de Tonatiuh era el príncipe Izcozauhqui a quien le encantaban los jardines. Un día el príncipe oyó hablar de los vergeles del señor Tonacatecuhtli y curioso fue a conocerlos. Al descubrir una laguna resplandeciente se acercó y se encontró con una mujer que salía de las aguas ataviada con vestidos de plata. Se enamoraron de inmediato ante el beneplácito de los dioses. Pasaban el tiempo juntos recorriendo los cielos. Pero los dioses les prohibieron ir más allá de los 13 cielos. La curiosidad hizo que descendieran a conocer la tierra. Allí el sol no brilla todo el tiempo, descansa por las noches. Hay más colores, texturas, sonidos y animales que en todos los cielos recorridos. Los príncipes, al descubrir que la tierra era más hermosa que los paraísos celestiales decidieron quedarse a vivir en ella para siempre. El lugar escogido para su morada estaba cerca de un lago, al lado de valles y montañas. Los dioses, furiosos por la desobediencia de la pareja, decidieron un castigo. La princesa enfermó repentinamente y supo que esa era la sanción de los dioses. A ella no le permitirían vivir y los separarón con su muerte. Se lo dijo al príncipe, le pidió que la llevara a una montaña con el fin de estar junto a las nubes. El príncipe con su carga a cuestas caminó días y noches hasta llegar a la cima de la montaña. Encendió una antorcha y la veló como si la princesa durmiera. Izcozauhqui se quedó junto a ella sin moverse, hasta morir. Ella se convirtió en la mujer dormida (Iztaccíhuatl) y él en el volcan que humea (Popocatépetl). Símbolo del amor que desafió a los dioses, cuidan del valle de México.
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